El domingo por la mañana, dispuestos a darlo todo en el Peiró, estaban las familias de MªCarmen y Mariano; Pilar y Antonio; y Natalia y Álvaro; además de Alexander, Pablo y Hugo con los de 6º. La chiquillería trepó hacia el pico ansiosos por coronar, mientras los veteranos montañeses subíamos charlando con calma. Una vez arriba nos maravillamos con las vistas del Pirineo que el Peiró nos regalaba. Bajamos a comer a Arguis, al jardín de los Castillo-Aniés. Allí asistimos a la elevación de los huevos fritos a la enésima potencia. Y durante el café pusimos los cimientos para la próxima excursión familiar.
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